sábado, 20 de julio de 2019

En busca de una salida, por Francesc Carreras

Podría servir la Ley de Claridad canadiense para resolver la situación creada en Cataluña desde 2012? Aunque su trasposición a España no fuera, naturalmente, de forma mecánica y literal, ¿su filosofía de fondo podría inspirar algún tipo de solución?.../... Establecido todo lo cual, si intentamos responder a las preguntas iniciales de este artículo, llegamos a la conclusión de que la solución canadiense poco tiene que ver con las posibilidades constitucionales españolas, ni tampoco conviene políticamente.../... Sin embargo, cierta filosofía de fondo de la solución canadiense debe tenerse en consideración. En efecto, la secesión de parte del territorio de un Estado puede ser democráticamente aceptable y conveniente si una mayoría muy cualificada de su población (por ejemplo, el porcentaje que se exige en las Cámaras para reformas constitucionales) vota de forma reiterada en sucesivas elecciones legislativas a partidos claramente secesionistas. En este supuesto no cabría alegar razones democráticas para que las autoridades del Estado se negaran a negociar tal secesión siempre dentro de los cauces constitucionales, con garantía de la igualdad de derechos y libertades de todos los ciudadanos respecto a la situación anterior y, en el caso de formar parte de organizaciones supranacionales, como es la Unión Europea, con el acuerdo de estas. Nuestro mismo Tribunal Constitucional ha dejado una puerta abierta a que ello pueda tener lugar. Una salida para la situación catalana podría orientarse en este sentido.

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