La peor herencia del franquismo ha sido la impunidad de la mentira, la destrucción de una opinión pública dispuesta –por lo menos– a guardar las formas y a no convivir de manera manifiesta con la mentira. En muy pocos países civilizados hubiese resistido un político como Rajoy después del famoso mensaje a Bárcenas, cabeza visible de la corrupción: “Luis, sé fuerte”. Muy pocos países hubiesen resistido la indignidad del trato a las víctimas del accidente n 2003 del Yak-42: 75 personas muertas (62 militares), por la gravísima irresponsabilidad del ministerio de Defensa.
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