La corrupción también puede dar risa. En España se ha trampeado con dinero público para adjudicar el monopolio del exterminio de ratas, se han colocado urnas en pocilgas o tejados para disuadir la participación electoral, se han deconstruido y volatilizado del paisaje monasterios históricos a golpe del talonario de William Randolph Hearst y se ha favorecido la instalación de ruletas trucadas en casinos por parte de todo un presidente del Gobierno de la Segunda República, Alejandro Lerroux. Pero las 775 páginas (168 de notas) del nuevo libro de Paul Preston, Un pueblo traicionado (Debate), que sale a la venta el próximo jueves 24, producen sobre todo un desasosiego incómodo: la corrupción ha corroído la espina dorsal del Estado durante los últimos 140 años.../...
El enriquecimiento inmoral se generaliza, empezando por los dictadores. Franco se camufló durante años bajo una falsa austeridad pese a que comenzó a engordar su patrimonio desde los días crudos de la guerra. Entre 1937 y 1940 acumuló una fortuna personal de 34 millones de pesetas de la época. “Una fuente importante de liquidez para Franco era su apropiación de suscripciones teóricamente organizadas para cubrir el coste del esfuerzo bélico de los rebeldes. Por lo general, la contribución a estas iniciativas era obligatoria. Los ingresos se mantenían normalmente en secreto, lo que facilitaba la transferencia de fondos a una de las cuentas bancarias de Franco”, sostiene el hispanista en su libro. A partir de 1940, la Compañía Telefónica Nacional de España redondeó sus ingresos con 10.000 pesetas mensuales y, como desveló Ángel Viñas en La otra cara del caudillo (Crítica), obtuvo siete millones y medio de pesetas por la venta en el mercado negro de café donado al pueblo español por el dictador brasileño Getúlio Vargas. “La fortuna que dejó al morir ascendía al equivalente de más de 1.000 millones de euros de 2010”, señala Preston.../...
La alianza entre corrupción e incompetencia política, escribe, “ha tenido un efecto corrosivo sobre la coexistencia política y la cohesión social”. En dos siglos: cuatro guerras civiles, más de 25 pronunciamientos, unas cuantas revoluciones sangrientas limitadas en el tiempo y en el espacio (Cataluña, Asturias…), la pérdida definitiva de los restos de un imperio y la catástrofe de Annual. Una pésima digestión para los militares, que durante muchas décadas se dedicaron a combatir al enemigo interior. “En gran parte gracias a la entrada en la OTAN y a las reformas de Narcís Serra, el Ejército y las fuerzas de seguridad han cambiado mucho”, elogia Preston.../...
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