La impugnación del relato teológico y teleológico de la Transición fue una campaña antigua en él, pero lo fue también la crítica decidida, dura y metódica a la relajación inexplicable de los controles del poder por parte de los socialistas: el empantanamiento grogui en la corrupción sistémica hasta 1996 fue el acicate para redactar (y dejar inédito) Corrupción y política: los costes de la democracia. Ese fue también Pradera, cuando ya no dirigía Alianza Editorial pero meditaba a distancia sobre las complejidades de la democracia como codirector, con Fernando Savater, de Claves de razón práctica, y se asomaba al examen de la Transición y la democracia para aparecer, a vista de hoy, como el mejor analista que ha tenido aquel proceso y el primer y más corrosivo crítico de sus auténticas flaquezas.
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