domingo, 5 de febrero de 2017

El complejo de la Moncloa, por Guillermo Cortázar

Comparemos el “complejo de La Moncloa” con la residencia de un primer ministro de una monarquía parlamentaria, la del primer ministro británico. Mientras la señora Theresa May cuenta apenas con 70 empleados en el número 10 de Downing Street, en La Moncloa hay 2.500 funcionarios, asesores y políticos. Downing Street es poco más que una casa adosada típica inglesa, residencia y despacho del primer ministro desde el siglo XVIII. LEER

Cosas que tenemos pendientes, por Luis García Montero

Me voy a tomar tres licencias en este artículo. La primera es el uso del plural. Resulta peligroso proyectar las ilusiones y las deudas de uno en los sentimientos de un Nosotros colectivo. Pero también resulta inevitable cuando se trata de meditar sobre una forma de convivencia social. Allí donde existen los conflictos el Todo es imposible y, al mismo tiempo, la configuración de un Nosotros parece muy conveniente para defender una esperanza. La segunda licencia será abstenerme de dar consejos. Desde que leí el ensayo sobre “El narrador” de Walter Benjamin, sé que ni siquiera la experiencia de la catástrofe da crédito en la sociedad de hoy a la hora de contar una historia. Uno de los ejes que articula la cultura moderna es el descrédito de la experiencia. Por eso creo más conveniente no dar consejos y limitarme a hacer memoria de cosas pendientes para un posible Nosotros. Las deudas que paso a enumerar no son rumores de internet, sino piezas constituyentes de la realidad que vivimos. LEER

sábado, 4 de febrero de 2017

PISA y el puzle de la política educativa

El debate sobre política educativa sigue preso de ideas que cada vez se muestran menos apoyadas en la evidencia. Más presupuesto, mejor educación. No es eso lo que estamos aprendiendo con la crisis.../... La política educativa es mucho más compleja que las proyecciones ideológicas que sobre ellas se hacen. Los agentes educativos tienen razones lo suficientemente poderosas como para que el efecto de la crisis afecte de formas no previstas por las simplificaciones de las diversas ideologías. Todos quieren mejorar los resultados educativos, sin duda. Pero también tienen otros objetivos..../...La conclusión es que en la política educativa debemos tener un conocimiento profundo más allá de lo que se puede “operacionalizar” mediante números, como tienden a hacer muchas lecturas de PISA. Es necesario un conocimiento profundo de la realidad educativa de cada país, de las particularidades de sus instituciones, de las estrategias de familias, estudiantes, profesorado, gestores y autoridades educativas… de su historia, de las instituciones de su mercado de trabajo, etc. Sobre todo, hay que tener muy en cuenta que lo que funciona bien en un contexto educativo puede no hacerlo en otro, porque se interpretará en un ambiente social diferente, con resultados imprevisibles. Quizá, lo mejor para reformar no sea copiar acríticamente aquello que hacen los países con buenos resultados, cuando PISA está mostrando que ni los fineses saben muy bien qué estaban haciendo bien, ahora que sus resultados empeoran. LEER

jueves, 2 de febrero de 2017

Posverdades, por Adolfo Muñoz

El youtuber Rubius siempre tendrá más audiencia que las Variaciones Goldberg porque es fácil de entender... Por lo mismo que Rubius vence a las Variaciones Goldberg, la mentira vence a la verdad: porque tiene más éxito; y lo tiene porque está diseñada para tenerlo. La verdad es sosa, pero la mentira fue bien condimentada. “No hay vida en Marte” es un enunciado irremediablemente triste que nunca podrá competir con esta maravilla: “Marte está plagado de monstruos”. En un mundo en que todo se valora por su rendimiento, la mentira supera a la verdad. LEER

Crisis constitucional e imaginación , por Josep M. Fradera y José Mª Portillo

La idea de una soberanía atada de pies y manos a una concepción de la nación es innecesaria y peligrosa. Todavía lo es más si esta nación, como sucede con casi todos los símbolos del Estado y la lengua castellana, está tallada sobre uno de los varios moldes identitarios que existen en España. Para paliar esto tiene poco sentido insistir en la unidad de la nación, en el mandato constitucional o en un federalismo hueco, un artefacto meramente político sin consistencia cultural. Antes lo dijimos: no existe una fórmula, debe buscarse. Para ello hace falta imaginación y flexibilidad política. También mirar fuera y aprender, de Canadá por ejemplo. LEER