jueves, 13 de febrero de 2020

Ciberfascismo, por José María Lassalle

No podría entenderse el avance del populismo sin el uso de estrategias masivas de comunicación digital. Estas utilizan una agresividad argumentativa y una dinámica de viralización que adapta en clave posmoderna la violencia que el fascismo utilizaba en la calle durante el periodo de entreguerras. El ágora de entonces son las redes sociales de hoy. Un espacio público que hegemoniza progresivamente el populismo y, en particular, un neofascismo que emplea una guerra relámpago contracultural que desestabiliza las bases emocionales y epistemológicas de la democracia.../... El objetivo es desplazar el eje de legitimidad de la democracia del liberalismo al populismo. ¿Con qué fin? Con el de poner las bases para una dictadura que no utilizará la violencia explícita y masiva del pasado, sino una estrategia algorítmica que predecirá y prescribirá lo que el pueblo quiere de antemano. Para lograrlo, antes hay que deshacer por dentro la institucionalidad de la democracia liberal y desacre­ditarla socialmente. Una tarea que el ciberpopulismo afronta a diario al golpear con precisión los mecanismos argumentativos de la democracia liberal. LEER

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