El difícil tránsito del franquismo a la democracia parlamentaria, y la conciencia de una historia turbulenta y en ocasiones penosa, nos dejó en herencia una excesiva preocupación por la gobernabilidad, es decir, por extremar las medidas de seguridad contra posibles descarrilamientos colectivos. En ese mismo difícil tránsito se mantuvieron privilegios inadmisibles de los entonces llamados “poderes fácticos”
Gobernar España es complicado porque el país es complicado. Pero la gobernabilidad ha estado siempre garantizada por el único sujeto que puede garantizarla: el conjunto de los ciudadanos. Si echamos la vista atrás y contemplamos el paisaje de estas últimas cuatro décadas, el factor esencial de sensatez ha sido la ciudadanía.../...Trabajamos (cuando podemos), votamos razonablemente y, al menos de momento, nos aguantamos las ganas de enviarlo todo a hacer puñetas.
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