Nada muere del todo mientras no se olvida y el regreso a la luz de las cosas perdidas, como el de las personas, hace que la memoria se agrande y escueza como estos días a todas esas personas que los periódicos y las televisiones nos muestran vagando por los pantanos resecos o contemplándolos desde las carreteras como supervivientes de una batalla cuyos despojos siguen ahí, si bien que carcomidos por la erosión. Dicen que la memoria es el único lugar del que no podemos ser expulsados, pero para las personas que lo fueron de sus lugares de residencia por un pantano no hay diferencia entre unos y otra.
LEER
No hay comentarios:
Publicar un comentario