sábado, 9 de enero de 2010

Artículo de Vicente Verdú en El País

Interesante artículo "La crisis nos puede salvar" en el que se dicen cosas como estas:Las nuevas tecnologías son, precisamente, de la información y de la comunicación y ello comporta dos efectos capitales. El primero radica en que, coincidiendo con el gran descrédito de todas las instituciones, desde el poder judicial al Parlamento, desde los medios de comunicación a la cultural, las redes sociales acuden a las orientaciones boca a boca. Una práctica que si de una parte ha reducido drásticamente al intermediario improductivo y dañino, sea político o comercial, de otra parte ha sustituido la función del líder carismático y su poder piramidal, por el poder de los muchos y su fuerza horizontal, la "anarquía armónica", que dice Salvador Pániker. Y todo esto se gesta actualmente, en red, en cooperación, en intercambio de informaciones y suma de poderes.

Con mucha frecuencia, esta nueva sociedad que emerge tras la crisis y tuvo sus raíces en las vísperas, se juzga negativamente. Se juzga negativa y sumariamente porque los patrones de análisis que se aplican a los cambios son patrones adquiridos antes (stock-knowledges), propios de un tiempo anterior y en declive.

La idea de que los sagrados valores fundamentales de antes ya se han perdido, que los líderes han desaparecido y que las referencias se extravían, así como que los chicos no leen ni se sacrifican, pero beben del botellón y se enfrascan en los videojuegos, lleva a diagnosticar el presente como un tiempo de decadencia y, en consecuencia, sólo cabe la palinodia o la nostalgia

De hecho, las lamentaciones que cunden por muchas partes y, especialmente, entre los mayores, son probablemente el efecto de calibrar con un sistema de pesas y medidas obsoleto una realidad distinta. Una realidad que, de este modo, siempre aparecerá aberrada o caótica, incapaz, por tanto, de proporcionar un lenguaje eficiente para hacerse entender, antes y después de la crisis.

Dice el mismo Amin Maalof que "las perturbaciones que sufrimos ahora son efecto del agotamiento cultural y civilizatorio en que vivíamos". Efectivamente. Pero si alguien necesitara más explicaciones académicas sobre el mundo que viene y "las huellas de la crisis" Edgar Morin -según Michel Wieviorka- introdujo ya en 1984 una ciencia, la crisología apoyada en dos factores cruciales
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