lunes, 26 de febrero de 2018

La repugnante brutalidad del EEUU de Trump, por Paul Khrugman

Lo que está teniendo lugar ahora mismo en Estados Unidos no es solo una guerra cultural. Para buena parte de la derecha actual, se trata de una guerra contra el concepto mismo de comunidad, de sociedad que emplea la institución que denominamos Estado para ofrecer ciertas protecciones básicas a todos sus miembros.../... Ninguna otra nación avanzada experimenta masacres con la misma frecuencia que nosotros. ¿Por qué? Porque averiguan los antecedentes de quienes aspiran a poseer un arma, limitan la posesión de armas en general y prohíben las armas de asalto que permiten a un asesino (siempre es un hombre) matar a docenas de personas antes de que alguien pueda abatirlo. Y sí, estas normativas funcionan. LEER

lunes, 19 de febrero de 2018

La soledad, por Julio LLamazares

Hay una idea perversa que identifica modernidad con desinterés familiar, alentada por un capitalismo feroz más que por un verdadero cambio moral de la sociedad. Las condiciones a las que el trabajo obliga, más que la conversión de la virtud de la compasión en rémora, ha hecho que desde hace ya tiempo en los países desarrollados los ancianos hayan sido apartados del centro de la vida y desprovistos de la atención de sus familiares. Abandonados en casas en las que se mueren solos (y no es una exageración: la última, una anciana esta semana en León, hallada dos meses después de morir) o en residencias que son auténticos guardamuebles de viejos, esperan a Godot mirando la televisión y aguardando las horas de las comidas, lo único que les pauta el día y les distrae de su aburrimiento. La visita de sus hijos los domingos, si es que se da, lejos de consolarlos de su soledad la acrecienta. LEER

viernes, 2 de febrero de 2018

La igualdad y la desigualdad, por Juan José Millás

No sé cómo tratan a un ministro cuando llega a las urgencias de un hospital público, pero dudo que lo aparquen en un pasillo. Dudo incluso que se les muera en un rincón y que los médicos piensen que se ha ido porque lo han llamado por la megafonía sin obtener respuesta. Hace poco falleció de ese modo un desigual. En realidad, se había ido, pero al otro barrio. La cuestión es que lo trataron de forma desigual porque saltaba a la vista que pertenecía a esta categoría. Se podría decir que cumplieron los protocolos, así que no hay caso. Como no estamos por la labor de atenuar las fronteras entre la igualdad y la desigualdad, sino todo lo contrario, de aquí a poco nos darán carnés de una cosa u otra, de modo que, cuando usted solicite un servicio del Estado, sepan enseguida si darle una patada u ofrecerle un café. LEER