lunes, 26 de junio de 2017

Hacia lo peor de los dos mundos, por Timothy Garton Ash

Porque, si las prioridades son la economía y el empleo, es evidente que lo mejor para Reino Unido es permanecer en la UE. Por eso David Cameron, en la campaña del referéndum, apeló exclusivamente (demasiado exclusivamente) a las consecuencias económicas. En otro discurso pronunciado también el día 20, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, relacionó directamente el hecho de que haya “menor crecimiento de las rentas reales” con las negociaciones del Brexit. Es decir, que ya se ven las consecuencias negativas. Y no hemos hecho más que empezar. Cameron perdió el referéndum porque, a muchos votantes, limitar la inmigración y restablecer la soberanía formal y el autogobierno democrático —es decir, “recuperar el control”— les pareció más importante que la economía, que les hicieron creer que tampoco iría tan mal. Si la prioridad es la economía, lo lógico es pensar que Reino Unido debe permanecer en la UE, y eso es lo que Hammond y muchos otros conservadores y laboristas piensan en privado. Pero no se atreven a decirlo, porque “el pueblo ha hablado” y porque no quieren dividir a sus propios partidos. LEER

lunes, 19 de junio de 2017

La distorsión, por Manuel Vilas

La distorsión de la realidad aparece en sociedades en las que ya no se cree en el trabajo, en la fuerza transformadora del trabajo, y eso está pasando aquí, en el mundo occidental, un mundo calentado por lo que podríamos llamar “el pensamiento de los cinco minutos”. Es el pensamiento caliente, fruto de la velocidad de las nuevas tecnologías. El mundo se ha hecho ininteligible, y lo ininteligible está reñido con la alegría. El mundo occidental son millones de automóviles por millones de autopistas dirigiéndose hacia nadie sabe dónde; miles de millones de guasaps enviados con mensajes ingrávidos y confusos, con emoticonos delirantes; aviones, aeropuertos, trenes, ciudades con circunvalaciones misteriosas e indescifrables. Los procesos económicos casi esconden secretos teológicos. Las leyes son impuntuales y no buscan la justicia sino el mantenimiento del privilegio a través de los tecnicismos vacuos. La proporción humana de la realidad ya no existe. Por eso queremos destruir también la proporción política de la realidad. Se desvanecieron las proporciones humanas. LEER