...el poso mayor que le dejaron aquellas lejanas lecturas de adolescencia fue el aprendizaje de la paciencia. El cual, a su vez, aveza a los hombres al disciplinado arte de hacer productiva y gustosa la lentitud, antesala de la serenidad, que, como dijo no se sabe quién y, si no, lo dice el escritor, es premio del hombre sabio.
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