Con motivo de la publicación de su libro "España estancada".
La Encuesta Europea de Valores ha mostrado que los españoles no consideran que su puesto de trabajo sirva para desarrollar ninguna iniciativa creativa. Ni que tampoco ayuda a aprender más, ni para asumir más responsabilidades. Y ese es algo que constriñe los incentivos: los de los jóvenes, para formarse; los de los empleados, para ser más eficientes. El Estado clientelar desprecia el talento al favorecer no a los mejores, sino a los que están más cerca de un grupo económico o del poder político. Me resulta incomprensible cómo se machaca aquí a los emprendedores y a los autónomos.
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