En un país con seis millones de desempleados, una “defensa” de los comportamientos antieconómicos puede sonar a boutade desalmada, por más matizada que sea. Pero a todos aquellos que piensen que lo que ahora se necesita es aumentar el peso de la razón economicista en nuestros comportamientos, tan solo les preguntaría si no creen que del actual marasmo de la economía española alguna culpa tiene la expansión brutal de la subespecie del Homo oeconomicus por nuestra sociedad.
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