"....Como el valle, la montaña tiene puestos por la naturaleza misma los límites del territorio, sus habitantes no aspiran a apropiarse de más. El hombre de la montaña no aspira a dominar a otros, pero quiere el dominio pleno de su territorio; por eso, fuera de sus reacciones guerreras de independencia , es naturalmente pacífico...Por su naturaleza, por su historia, por todo su ser la casona es el anticastillo. El castillo se hizo para la guerra y la casona para la paz... Por eso del castillo, cumplida su misión , no quedan más que ruinas, románticos recuerdos del pasado, mientras que la casona es pasado, presente y porvenir, porque en ella arde el fuego de un hogar, mantenido por el tronco de la estirpe..."
Valentín Andrés.
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Viajes raros
Hace 3 años
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