martes, 29 de enero de 2019

La Reconquista, por José Álvarez Junco

Los historiadores deberíamos estar hartos de que nos utilicen. Deberíamos protestar, sindicarnos, demandar judicialmente a quienes abusen de nuestro trabajo, salir a cortar una avenida céntrica… Somos pocos, me dirán. Pues movilicemos a nuestros estudiantes, que seguro que estarán encantados. Y es que ya está bien. La función de la historia es conocer el pasado. Investigar, recoger pruebas, organizarlas según un esquema racional y explicar lo que pasó de manera convincente. Y punto. Pero a poca gente le interesa de verdad conocer lo ocurrido, que en general fue complejo y hasta aburrido... ...vuelven a alzarse los pendones españolistas. Sin complejos. Vuelve, sobre todo, la Reconquista, la gran gesta nacional. Lo han dicho los líderes de Vox, se aprestan a imitarlos los del PP, y hasta puede que Ciudadanos se sienta tentado, convencidos todos de que las elecciones próximas las va a ganar quien haga ondear con más energía la bandera rojigualda. LEER

domingo, 13 de enero de 2019

El árbol de la lengua, por Lola Pons Rodríguez

La lengua es un árbol, y su fruto, la palabra; lo decía con términos parecidos a estos a final de la Edad Media esa historia caballeresca entre real e inventada que es el Victorial. Siglos después, seguimos sin percibir la profundidad intelectual de las raíces de ese árbol y las posibilidades infinitas de los frutos que nos ofrece. Advertiremos su magnitud cuando entendamos que la lengua es la mejor herramienta que el ser humano ha sido capaz de crear y alimentar; apreciaremos su grandeza cuando comprendamos que narrar puede hacernos revivir la cólera de Aquiles y que la seducción perfecta es la que se sostiene sobre las palabras; cuando seamos conscientes de que la palabra puede ser la que prende y la que apaga el fuego; cuando leamos por placer y cuando no solo escribamos por obligación; cuando nos esforcemos por hablar con la justeza que cada entorno nos exige, sin confundir pedantería con riqueza lingüística ni imprecisión con llaneza. Cuando los niños jueguen con el vocabulario y aprendan a usar los diccionarios en papel, saltando por sus páginas como quien picotea eligiendo lo mejor de una cosecha. Cuando nuestros estudiantes no digan no sé explicarme, cuando el desarrollo de la expresión oral y escrita sea un compromiso para todos los docentes, impartan la asignatura que impartan. Cuando sepamos estimar en los centros educativos la potencialidad del plurilingüismo de los migrantes; cuando desde las aulas seamos capaces de entrenar críticamente la sensibilidad del alumnado ante el paisaje lingüístico de las calles. Cuando no observemos la ortografía como corsé, sino como consenso, como el mejor código para que nuestros libros y textos viajen por todo el mundo sin visado previo; cuando la gramática sea un motor de conocimiento y análisis y no el fin último de la enseñanza lingüística. LEER

jueves, 3 de enero de 2019

Es fácil comprender, por Eric González

No cuesta nada explicarse lo que ocurrió en los años treinta del siglo XX. El mundo, recuerden, sufría las consecuencias de la crisis devastadora de 1929. El desempleo era masivo. Se había perdido la confianza en el sistema. Se buscaban soluciones a la desesperada. Nacionalismo, banderas, fervor patriótico. Y encima estaban ellos, incordiando. Esos judíos. Esos comunistas. O esos que huían del comunismo. Esos harapientos que solo podían traernos violencia y epidemias. No cuesta nada comprender las cosas. Ni entonces, ni ahora. ¿Se ahogan en el Mediterráneo? La culpa es de ellos, por abandonar sus casas y sus países. La culpa es de las mafias. La culpa es de nadie: el mundo siempre ha sido así. La ética está hecha de un material muy flexible. LEER